Es julio de 2001, otra vez

Es julio de 2001 y aún nos tiemblan las piernas al recordar París. Hace menos de dos semanas que estuvimos allí y, claro, no es distancia suficiente para que se nos desdibujen el Sena, la Torre Eiffel, el Arco de Triunfo, la erre envuelta en gárgaras y los cruasanes. En eso todos estamos de acuerdo, sin excepción. No hay duda de que París da para muchos recuerdos y conversaciones, y justo esto es lo que hacemos mientras los periodistas esperamos en el bar a que comience el Pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz: conversar. Hablamos de aquel viaje, de la arquitectura de la ciudad, de lo guapo que estaba Dominique Perrault vestido de negro, de lo guapos que están todos los arquitectos del mundo vestidos de negro, de que deberíamos vestir de negro más a menudo y, por supuesto, de la rueda de prensa que Perrault tuvo a bien concedernos en su estudio para que le preguntáramos sobre el proyecto de Las Teresitas. “Las Teresitas será la mejor playa urbana del mundo”, dijo. Y sus palabras resuenan en nuestras cabezas, ya de camino al Pleno. También estamos de acuerdo sobre lo que va a pasar en el Pleno. En esto tampoco hay fisuras. Sabemos que los grupos de la oposición van a votar a favor de la compra del frente de la playa. Uno de nosotros asegura que incluso podemos ir escribiendo la noticia ya para adelantar trabajo. Y todos volvemos a coincidir en el parecer. Desgraciadamente, no hay tiempo para eso. El Pleno acaba de comenzar. Los portavoces de la oposición escuchan la lectura de los puntos del día: la aprobación de la compra de Las Teresitas y la modificación presupuestaria para adquirirla. El del PSC, Emilio Fresco, justifica su voto a favor: “Votar sí significa poner por delante los intereses públicos”, sentencia. Y su sentencia queda plasmada en nuestros cuadernos. Le toca al del PP, José Emilio García Gómez, político y oráculo: “Aún queda un largo camino por recorrer lleno de dificultades”, augura. Y su augurio agota las páginas de los cuadernos, obligándonos a llamar a nuestros periódicos para que nos envíen más libretas. “Aquí nos dan las uvas”, dice uno de nosotros. Y todos asentimos.

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