Cuando todo tiembla

Si uno cierra los ojos y se calma un poco puede sentir cómo tiembla el suelo. Cómo tintinea el cristal y cómo los muebles desalojan el polvo. No se trata de un temblor al uso: amor o terremoto. Se trata de otro tipo de cosquillas. Otra clase de taconeo. Ese baile de copas se debe más bien al brío de un buen par de misiles en camino. Y quien dice dos, dice tres. Porque a Santa Cruz la torpedean por tierra, aire y mar desde hace tiempo. Y no sé si alguien ha pescado la gravedad del asunto, pero el ataque tiene su aquel porque va directamente contra el mismísimo argumento de la capital tinerfeña: El Plan General de Ordenación. Personalmente, estas grandes ocasiones me gusta tomarlas con partículas de aspirina disueltas en un whisky on the rocks, aunque también podría tragarlas sin respirar. Cualquiera de las dos formas me vale. El caso es que pasen de la garganta. De momento, lo que sabemos es que los últimos barridos hechos con aviones espía revelan la peligrosa aproximación de los proyectiles de tierra y aire. Empezando por este último, diré que es el que más me preocupa. Y es que si hay algo que merezca la pena en esta vida es aterrizar. Sobre todo, si es en el Aeropuerto de Los Rodeos. Eso sólo ya es un subidón de mucho cuidado. Así que el empeño de Aviación Civil para que el Plan General de Ordenación no interfiera en las maniobras de los aviones me viene de perlas para lo mío. En cuanto al segundo torpedo, recorre las calles a ras de tierra, sorteando esquinas y farolas, directo al blanco: el patrimonio histórico de la ciudad. El Cabildo de Tenerife advierte del daño que causará el impacto a más de 300 edificios de valor cultural. Asegura que el Plan General de Ordenación no conserva, sino que destruye historia. Empobrece y desarraiga. Si eso es así, tampoco sorprende mucho. Desde tiempos inmemoriales, y aún más atrás, los responsables de traje y corbata casi siempre han avanzado a machete. Sin perspectiva ni grandeza, abruman con sus ideas de progreso y decapitan identidades que ya quisieran para sí otras ciudades. Santa Cruz tiembla. Para percibirlo sólo hay que cerrar los ojos y concentrarse un poco. En cuanto al impacto, será rápido. Casi indoloro.

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