Si llego a saber antes lo que supe años más tarde, hubiera gastado todas las noches del Carnaval de 1991 cenando en el restaurante chino que Obras Públicas va a derribar a final de mes. Hubiera pasado tanto tiempo allí, completamente sola en alguna mesa del fondo, que al final me hubiera convertido en un cuadro de Edward Hopper. Pero ese año yo andaba entre Navarra y Aragón, metida en mis cosas y en las de los demás (por oficio y vocación), por lo que Tenerife no era todavía ni una posibilidad. Ya en el 99, cuando me instalé en Santa Cruz y todo era nuevo para mí, me enteré de aquello que digo que me hubiera gustado enterarme a tiempo. Ese día, estaba paseando tan a gusto por la avenida de Anaga cuando al pasar por aquel restaurante rojo y superchino mi chico me lanzó: “Yo vi salir de aquí a U2. El grupo pasó como a treinta centímetros de donde yo estaba, se subió a un micro y se fue”. Era una noche de febrero y, al parecer, los de Dublín estaban dándole al Carnaval de Santa Cruz como cualquier turista que se vista por los pies. Cuando lo supe, me quedé pensando en cómo me hubiera gustado ser yo la que hubiera visto salir a Bono y su banda de aquel chino. Sobre todo, cómo me hubiera gustado David Howell Evans a treinta centímetros de mí. Meses después de aquel febrero de 1991, el Achtung Baby se puso a la venta y se publicaron las fotos que el grupo se hizo en Santa Cruz para promocionar el disco. Gracias a ellas se supo que estuvo en la playa de Las Teresitas, en el cementerio de niños de San Andrés y en la juerga del Carnaval. Los cuatro irlandeses también se pusieron máscaras y pelucas y se hospedaron en el hotel Mencey. Sin embargo, el manejo de palillos en el restaurante de la avenida de Anaga es algo que pocos conocen. Por eso, ahora que van a derribarlo para hacer la Vía Litoral, tengo la sensación de que se va a acometer una especie de sacrilegio imperdonable o algo peor. Al menos, antes me gustaría hablar con el camarero que les sirvió el rollito de primavera, y también con el cocinero que les hizo el arroz tres delicias. Cualquier dato o anécdota me sirve para crear una historia. Lo que sea antes de ver el restaurante hecho escombros.