Que llueva ya

Santa Cruz lleva días cruzando los dedos para que llueva de una vez. No para que caigan cuatro gotas, sino para que llueva con cierta dignidad. Nada de sollozos. Se exigen llantos. Los que son de aquí de toda la vida dicen que así se va el frío. Es decir, chaparrón igual a subida de temperaturas. De esta sentencia, de nuevo sello para mí, me enteré ayer por una vecina y, aunque me sorprendió, la doy por buena y deseable. Sin embargo, no es normal que se escenifique la danza de la lluvia para que salga el sol. Lo habitual es que se pida lluvia para acabar con la calima, ayudar a las papas o llenar embalses. Y, sobre todo, en febrero, en ese preciso momento del año, a la hora de solicitar diluvios, los chicharreros pasan bastante de la carta estándar de precipitaciones y se decantan por una plegaria personalizada: que caiga agua, pero no los días que el Carnaval tiene previsto salir a la calle. Esos días son sagrados. Yo, de paso, aprovecho y también me uno a esta oración. Que el cielo se desahogue de una vez para que cuando llegue la fiesta ya no tenga lágrimas que exprimir. Aclaro que no pido una riada, que de eso vamos servidos. Y lo aclaro por si acaso, porque el día que publiqué la columna titulada Santa Cruz cae, se viene abajo, se desplomó el techo del Intercambiador. Yo qué iba a saber. Pero el caso es que ocurrió. Así que vaya mi puntualización por delante. Además, a mí no me gusta hablar del tiempo sin motivo. De hecho, cuando yo tercio una conversación hacia la meteorología suele ser porque es el tema que va de boca en boca por la ciudad o para evitar decir lo que pienso. Este segundo caso es una forma de morderme la lengua sin hacerme daño. Por ejemplo, cuando me dicen que el Ayuntamiento va a destinar 10.000 euros en la rehabilitación de la Casa Siliuto y convertirla en una escuela taller para los jóvenes, en realidad estoy oyendo llover. Es lluvia vieja, la misma desde 2002. No lo hago de mala fe. Me sale sin querer. Pero es ponerse alguien a proyectar vida nueva sobre esa casa de El Toscal y relampaguear en mi cabeza. Está comprobado. Se trata de uno de esos temas que la gente me saca a menudo y que, cuando termina de hablar, va y suelto algo como: Podría llover ya ¿no? Este año apenas lo ha hecho.

1 Comment

  1. Hola Sol. Soy Javier Pina. Acabo de estar con tu madre. NOs vemos habitualmente paseando y hoy nos hemos parado, le he preguntado por ti, porque siempre te llevo en el recuerdo cuando la veo.
    Me ha dado una alegría saber que escribes estos artículos. Simplemente los he ojeado, pero prometen…y prometo que los voy a leer todos.
    Un abrazo desde tu tierra.

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